Cuando regresamos del súper, lo primero que solemos hacer es guardar todos los alimentos que van en el refrigerador para evitar que se echen a perder como la leche, el jamón, verduras… ¡y los huevos!
Si eres de las que guarda los huevos en el refrigerador, te tenemos una noticia: los huevos NO deben refrigerarse. Tal vez lo hagas creyendo que así se mantendrán en buen estado, pero lo cierto es que éstos pueden ser portadores de salmonella y, lejos de lo que se cree, el frío es el ambiente ideal para que esta prolifere y hasta contamine el resto de tus alimentos.
De acuerdo con especialistas de Mayo Clinic, la infección por salmonela es una enfermedad bacteriana que afecta el aparato intestinal y la vía de contagio es a través de consumir agua o alimentos contaminados.
De no ser trata a tiempo, la infección por salmonela puede salir de los intestinos y llegar a otros órganos, lo que puede poner en riesgo la vida de la persona.
La salmonella se da por comer, entre otros alimentos, huevo crudo o poco cocido.
Los principales síntomas de salmonella son:
- Diarrea
- Vómito
- Fiebre
- Heces con sangre
- Náuseas
- Dolor de cabeza
Para el diagnóstico de salmonella se realiza una muestra de heces y por lo regular es tratada mediante antibióticos, pero en casos severos se puede requerir de hospitalización para reponer los líquidos perdidos.