Si el ambiente en el hogar se siente distinto a como suele ser normalmente y viene acompañado de malestar, inquietud y pesadez, es probable que necesites limpiar la casa de malas energías. Hay quienes creen que las limpiezas energéticas son cosa de brujería, pero en verdad es algo común que hacían nuestras abuelas y bisabuelas. Aunque se puede llamar a personas especializadas en ello, es bueno saber que lo podemos hacer nosotros mismos con elementos simples.
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¿CUÁNDO HACER UNA LIMPIEZA?
- Sí siempre que llegas a tu casa sientes un cansancio profundo.
- Si trabajas en un consultorio o hay gente circulando por la casa continuamente.
- Cuando el sueño no repara bien o hay pesadillas continuas (especialmente sobre ambientes de la casa determinados).
- Si se oyen ruidos, se ven sombras, o los animales de la casa se alteran sin razón aparente.
- Si se rompen los aparatos electrónicos, sobre todo si entras en una mala racha donde los problemas domésticos son imparables.
Es importante recordar que, antes de limpiar la casa con romero o con cualquier otro elemento, hay que hacer una revisión profunda de todos los espacios y eliminar aquello que ya no sirva o que no se utilice. Muchas veces, el ambiente pesado en el hogar se genera por las energías estancadas que generan los objetos guardados por mucho tiempo.
El romero es una planta que suele crecer espontáneamente en lugares con climas cálidos. Su utilización para limpiezas energéticas está vinculada con el efecto revitalizador que genera su aroma, especialmente cuando se queman sus hojas secas, lo que genera un clima vibracional positivo y estimulante que neutraliza las malas energías.
Necesitarás:
- Un vaso de agua mineral
- Una copa de vino tinto
- Una cucharada de sal
- Un puñado de hojas de romero
- Una cucharada de sal
Procedimiento:
- Los cinco ingredientes se unen en una olla y se hierven durante 10 minutos.
- Una vez pasado ese tiempo se deja reposar la mezcla y posteriormente se lleva a un recipiente de vidrio.
- Ir hasta la parte trasera de la casa y desde allí rociar el líquido hasta la entrada principal. Luego, limpiar con un trapo de la manera habitual.