Una sinfonía de ronquidos seguida de verdaderos cortes de respiración. Se trata de la apnea del sueño, una enfermedad que provoca graves desajustes en el organismo
Los ronquidos son el signo más audible de la enfermedad. Siete de cada 100 personas tienen el trastorno en un grado marcado y otras 20 de cada 100 lo padecen al menos una noche durante su vida. La apnea suele aparecer alrededor de los 40 años, sobre todo en los hombres, y con algunos kilos de más. A partir de esta edad, los músculos de la faringe se vuelven más flácidos.
La apnea del sueño se considera una de las principales causas de la hipertensión arterial, además de aumentar los riesgos de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. Los datos del Ministerio de Salud muestran que alrededor del 50% de la población brasileña se queja de dormir mal y aproximadamente el 30% de la población adulta sufre de apnea del sueño.
Los principales síntomas son:
Síntomas nocturnos: ronquidos, pausas respiratorias, episodios de asfixia, despertares frecuentes, sudoración excesiva, pesadillas, insomnio y asfixia.
Síntomas diurnos: somnolencia excesiva, sueño no reparador, fatiga, dolores de cabeza durante el día, cambios de humor, dificultad de concentración, cambios de memoria y disminución de la libido.
Roncar es muy peligroso
Este síndrome ha ido ganando cada vez más protagonismo en la medicina y ya se considera la principal causa «identificable» de hipertensión arterial o sistémica en la población. También es un importante factor de riesgo para los accidentes de tráfico y laborales.
Entre los problemas que presentan está el hecho de que estas apneas disminuyen la concentración de oxígeno en la sangre, por lo que el ritmo de los latidos del corazón se eleva, estimulando la contracción de los vasos sanguíneos, lo que convierte el problema en un factor de riesgo de arritmia cardíaca.
Desgraciadamente, la mayoría de los pacientes -entre el 85% y el 90%- viven con el SAOS sin recibir un diagnóstico y, en consecuencia, continúan sin tratamiento.
Los especialistas advierten que el SAOS no tratado puede provocar un problema cardiovascular grave, como un ictus o un infarto agudo de miocardio. En el peor de los casos, esto puede conducir a la muerte lenta causada por los ronquidos.